Topología de la red de transmisión​

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Este cuadro muestra las vías de transmisión por las que la Mudawwana, Saḥnūn, que vivió en Qayrawān entre el 776 y el 854, llegaron hasta el granadino Ibn ʿAṭiyya, vivo entre el 1088 y el 1147. Son tres siglos a lo largo de los cuales el sistema de transmisión del conocimiento que funcionaba en el mundo araboislámico permitió que una pieza de información, en este caso una obra jurídica como la Mudawwana, llegase desde el emisor, Saḥnūn, hasta el receptor final, Ibn ʿAṭiyya, por medio de una red de nodos, nada menos que 27, de los cuales los cinco últimos están en contacto directo con el receptor. Este cuadro, tomado del trabajo de José María Fórneas «Datos para un estudio de la Mudawwana de Saḥnūn en al-Andalus», en IV Coloquio hispano-tunecino, (Palma de Mallorca, 1979), Madrid, Instituto Hispano-Árabe de Cultura, 1983, 93-118, p. 105, nos va a servir para ilustrar las características topológicas de la red de transmisión del saber en el mundo araboislámico clásico.

Por la parte derecha del cuadro hemos aislado un segmento para delimitar un canal que transmite la Mudawwana desde Saḥnūn a Ibn ʿAṭiyya a través de una serie de nodos intermedios (en concreto, 6 nodos). Está formado por una serie de conexiones punto a punto sucesivas.

La estructura es monocanal y unidireccional, lo cual implica que un fallo en cualquiera de los nodos o en los enlaces entre ellos interrumpiría la transmisión y al receptor no le llegaría la información. Del mismo modo, cualquier corrupción en el mensaje transmitido afectaría a la calidad de la recepción, pues no podría ser corregido ni siquiera detectado. Un sistema de transmisión así sería extremadamente frágil y con tolerancia a fallos cero.

Podría decirse que la vida del mensaje transmitido por esta vía pende de un único hilo, por lo que su conservación a largo plazo es altamente azarosa y las probabilidades de que se pierda son considerables.

También podemos aislar en el cuadro una red en árbol, formada a partir de las sucesivas diversificaciones del canal de transmisión.

Desde el punto de vista de la pervivencia o preservación del mensaje, este tipo de red supone una evidente mejora en relación al tipo anterior, puesto que la probabilidad de que la información se pierda por una interrupción en el canal de transmisión es menor cuanto mayor sea el el número de ramificaciones que experimenta el canal originario.

Sin embargo, si lo consideramos desde el punto de vista del receptor, cada uno de los cinco que hemos marcado en este árbol está conectado al emisor, Saḥnūn, por una ruta de las mismas características que veíamos en el caso anterior, monocanal y unidireccional (en verde hemos marcado una de estas rutas, ver nº 5). Es decir, esta red en árbol no es sustancialmente distinta a la conexión punto a punto, sino que es más bien una yuxtaposición de redes de un solo hilo incomunicadas entre sí.

La conservación del mensaje sigue siendo azarosa en cada uno de los hilos, pero sus probabilidades generales de preservación se incrementan en proporción directa al número de canales que forman la red.

Por otra parte, la capacidad de este tipo de redes en árbol para autorrepararse ante las distorsiones que pueden producirse durante la transmisión sigue siendo nula. Los errores que sobrevienen en un nodo determinado se conservan en todos los nodos que cuelgan de él, puesto que son indetectables. Como resultado de ello, a partir de ese punto circulan por la red dos versiones distintas del mismo mensaje.

Pero el gráfico íntegro de la transmisión de la Mudawwana hasta ʿAbd al-Ḥaqq b. ʿAṭiyya refleja en realidad una red que no es ni punto a punto ni en árbol, sino una estructura de malla (incompleta) en la que muchos de los nodos están conectados entre sí, de forma que la información llega desde el emisor hasta el receptor final a través de varias rutas paralelas que convergen en el último nodo.

Con esta topología la información transmitida por la fuente inicial fluye por una malla de canales que en ocasiones se bifurcan y en ocasiones confluyen, de forma que cada nodo recibe el mensaje por varios canales.

Esta arquitectura de red introduce en el sistema la redundancia, es decir, la replicación por varios canales de la misma información. Gracias a ello las redes de este tipo disfrutan de una muy alta tolerancia a fallos y de una fiabilidad elevada. La probabilidad de que un mensaje se pierda en el recorrido entre el emisor y el receptor es casi inexistente, pues, para que esto ocurriese, deberían de producirse fallos en todos los nodos de la red; la supervivencia de uno solo que tuviera conexión no interrumpida con el emisor regeneraría la transmisión de la información a todos los nodos de niveles inferiores. Del mismo modo, toda alteración en la calidad o a la integridad del mensaje puede ser detectada y, en su caso, corregida gracias a la redundancia, que proporciona a cada transmisor más de una versión del mensaje. La falta de identidad entre esas versiones servirá de señal de alerta y llevará al transmisor a recurrir a las herramientas que tenga a su disposición para corregir el error.